3 de noviembre de 2007

El sistema financiero antes de Cristo

El sistema financiero se define como el conjunto de instituciones cuyo objetivo es canalizar el excedente que generan las unidades de gasto con superávit (las familias, los individuos) para encauzarlos hacia las unidades que tienen déficit (las empresas, los organismos públicos).
Este sistema procura la asignación eficiente de recursos entre ahorradores y demandantes de crédito. Un sistema financiero sano requiere, entre otros, de intermediarios eficaces y solventes, de mercados eficientes y completos, y de un marco legal que establezca claramente los derechos y obligaciones de las partes involucradas.
Los antecedentes de este moderno sistema se remontan desde los diez mil años antes de Cristo, cuando se inicia la minería aurífera y el oro es considerado un elemento de origen divino por sus cualidades de perennidad y esplendor hasta unos seis mil años más tarde, cuando se desarrolla la minería del cobre y del estaño. Hacia los tres mil años antes de Cristo, se inventa la escritura en la Mesopotamia (Sumeria) y los juegos de azar de palillos, fichas y tableros son comunes en todo el Medio Oriente.

Hacia el 2000 a.C., se desarrolla en Babilonia el primer sistema bancario bien organizado que registra la historia. Estaba presidido por un funcionario real encargado del comercio y de la banca. Este desarrollo coincide con la construcción de los grandes sistemas hidráulicos de la Mesopotamia. La gran actividad comercial de Babilonia convierte a su idioma, el babilónico, en la lengua comercial y diplomática del Medio Oriente durante los Siglos XIV a XIII a.C.
Durante el siglo XIX a.C., Abraham dirige sus rebaños a la tierra de Canaán desde Ur de Caldea y prospera económicamente. La acumulación de riqueza de este patriarca hebreo ha quedado como el símbolo de la riqueza bien habida, legítimamente obtenida mediante el trabajo honesto, sin transgresión de los derechos ajenos. Tres siglos más tarde, el rey de Babilonia Hammurabi sistematiza su "Código Universal" con prescripciones sobre la propiedad, el derecho comercial, el derecho agrario, la adopción, los falsos testimonios, el adulterio, etc.En el siglo XIII a.C., Menelao, rey de Esparta, acumula una gran fortuna mediante la práctica de la piratería. Esta forma de acumulación de riqueza pasó a simbolizar la fortuna mal habida, mediante el atropello a los derechos de propiedad ajenos.
Cuando un siglo más tarde Moisés escribe en piedra el "Decálogo" sobre el Monte Sinaí, los hebreos -una cultura semita de muy antigua experiencia comercial y bancaria- ya habían desarrollado un léxico muy preciso relacionado con la propiedad y el comercio, en donde aparecen los términos "avaricia" y "codicia". Las lenguas americanas, entre las que está el Aymara de la meseta altiplánica de Perú y Bolivia, son también notablemente ricas en este tipo de determinaciones semánticas.En los comienzos de la Edad del Hierro en el siglo IX a.C., Salomón rey de Israel e Hiram rey de Tiro, establecen una colonia para la extracción de oro en Ofir, probablemente al Sur de la India, cerca de Madrás. Dos siglos después, probablemente en el 753 a.C. se funda la ciudad de Roma. El establecimiento temprano de un Estado de Derecho atrajo hacia esa ciudad a hombres e ideas de todos los confines del Mediterráneo. En ese ambiente liberal de la Roma republicana están los orígenes del desarrollo del Derecho, las instituciones republicanas, la monogamia y el Senado.
Hacia el siglo VII a.C., los reyes de Lidia, en Asia Menor junto al mar Egeo, imprimen la marca de su sello real en lingotes de oro certificando su peso y su calidad y nacen las primeras monedas. El nombre que se les asigna en griego es "nomisma", porque su valor dependía de la ley o de la norma y, un siglo después, aparecen las prácticas del monopolio cuando Tales de Mileto, previendo una abundante cosecha de olivas, alquila a un bajo precio todas las prensas aceiteras de su ciudad y posteriormente las realquila a un precio mucho más alto.
En el año 509 a.C. se instaura la República Romana y pocos años más tarde se hace pública la primera legislación escrita de los romanos grabada en doce tablas de bronce. Por esa época, Aristóteles, en su "Etica a Nicómano" hace consideraciones ambiguas sobre el trabajo, la necesidad, la moneda y el precio de las cosas. En el año 45 a.C. el cónsul Cayo Julio César, después de sus triunfos en Egipto y el Ponto, acumula en Roma los títulos de Emperador y Pontífice Máximo y derriba la República Romana, lo que trajo aparejado con respecto a la propiedad privada de la tierra, la pertenencia al César de todas las minas, de las aguas superficiales y subterráneas y del subsuelo en general; además, en otros aspectos, significó el envilecimiento del Senado romano, la restricción de las libertades ciudadanas y la elevación persistente de los impuestos.