21 de junio de 2008

Raffaele Carrieri, el poeta de la pena y el desaliento

La vida del italiano Raffaele Carrieri, nacido el 17 de febrero de 1905 en Taranto, Apulia, y muerto en Versilia, Lucca, el 14 de septiembre de 1984 fue una indiscutible aventura. De muchacho fue pastor en Montenegro y a los catorce años se fugó de la casa paterna rumbo a Albania. En 1920 participó en la pintoresca expedición que rumbo a Fiume condujo el poeta Gabriele D'Annunzio (1863-1938). Después fue aduanero en Sicilia, marinero y pintor en París, itinerarios de su vida éstos, que tuvieron un correlato en su obra posterior.
Fue narrador, ensayista y crítico de arte, pero, por encima de todo -o como una síntesis de todo-, Carrieri fue poeta. Algunos críticos rastrearon en él influencias de Sergei Essenin (1895-1925), Paul Eluard (1895-1952) y hasta de Federico García Lorca (1898-1936). Su obra poética se compone de -entre otros- "Gimen de gabelliere"
(Lamento del aduanero, 1945), "La civetta" (La lechuza, 1949), "Il trovatore" (El trovador, 1953), "Canzoniere amoroso" (Cancionero
amoroso, 1958), "La giornata é finita" (El día ha terminado, 1963) y "Le ombre dispettose" (A pesar de las sombras, 1974).

GARCIA LORCA
Contra el muro al poeta
contra el muro,
García Lorca contra el muro.
Ultimas noticias de la noche
decían los diarios:
Lorca fusilado contra un muro.
¿Muro de Granada?
¿Muro de Córdoba?
Los diarios no decían
contra cuál muro.
Por telégrafo un muro
es igual a otro muro.
España es un muro.
La tierra es un muro.
Te lo llevaste al cielo
para que hubiera uno de menos.
Los demás llevan caballos
llevan cisnes y palomas
tú, García, un muro
un muro pintado de cal
un muro pintado de sangre.
Los ángeles no lloraron
porque está vedado en el paraíso.
No hicieron preguntas
miraron el muro
miraron la sangre
como se mira una rosa
una rosa gitana
sobre un muro de cal.
Tomaste la rosa
y te pusiste a jugar
jugaste a mudar la rosa
en tórtola en pez en huevo.
Era como en la feria de Córdoba.
Era como en la corrida.
Era como en la Puerta del Sol
en el día de San Isidoro.
Tú la rosa y el muro
a mudar a jugar.
Era hermoso ver a los ángeles
encantados de ti, García.
Habían sido muchachos en Sevilla
en el tiempo de Lope de Vega
y te apreciaban.
Tú la rosa y el muro
a mudar a jugar.
De improviso se pusieron tristes
los ángeles estaban tristes:
la rosa sobre el muro
se volvía más grande
y tú más débil.
Habían sido muchachos en Sevilla
y sabían que un muro
no es igual a otro muro.
¿Muro de Granada?
¿Muro de Córdoba?
España es un muro.
La tierra es un muro.
Te lo llevaste al cielo
para que hubiera uno de menos.
Los demás llevan caballos
llevan cisnes y palomas
tú, García, un muro
un muro que no se salta
un muro del cual no se vuelve.
Los ángeles se ponen a llorar:
dejad que los ángeles lloren.


NO ESPERO A NADIE
No espero a nadie:
por este rincón vacío
no pasa nadie.
En este poco de mundo
no se detiene nadie.
Quisiera abrazar a alguien
en este rincón muerto.


HACE FALTA UNA MANO
No hay un rincón fraternal
no hay en toda la tierra
una piedra de pie
una piedra en toda la tierra
que reconozca al corazón del hombre.

No hay en toda la tierra
una piedra para apretar
como se aprieta a un amigo
una simple vieja piedra
que te toque el hombro
una piedra sobre la cual apoyar
el sueño o la muerte.


No hay en toda la tierra
no hay un solo río que siga su camino
sin el brazo quebrado.
No hay en toda la tierra un puñado
de agua blanca no hay arcilla
no hay ramita no hay caña
ni trébol sin herrumbre de sangre
sin polvo de ceniza.
No hay en toda la tierra
una golondrina incólume.

No hay en toda la tierra
no hay una mano abierta
una mano sin desdén
que separe la sangre del agua
y sane a los arroyos.
No hay en toda la tierra
una sola mano fraternal
que una a las piedras heridas
y sepulte en la misma tierra
en la buena vieja tierra
amigos enemigos y hojas.
Hace falta una mano en toda la tierra.


Sus textos poseen una asombrosa abundancia de figuras retóricas, sintácticas y semánticas, y referencias y alusiones a la pintura, la música e incluso las Sagradas Escrituras. Escribió más de 40 volúmenes de ensayos y ficción, y colaboró en numerosos diarios y revistas como "L'illustrazione italiana", "XX siécle", "Corriere della Sera", "Epoca" y "Milano Sera". En 1945 fundó la revista mensual de arte y literatura "Le tre arti".