29 de agosto de 2008

Jean Luc Godard: "El cine norteamericano es el más conservador del mundo entero"

A fines de la década del 60, el director cinematográfico francés Jean Luc Godard (1930) radicalizó sus posiciones políticas de extrema izquierda, adhiriendo a la ideología maoísta tan popular entonces entre los estudiantes parisinos. Experimentando con el formato de 16 mm. y con presupuestos muy bajos, intentó que sus películas fueran "películas revolucionarias para audiencias revolucionarias". La escritora y periodista francesa Hermine Demoriane (1942) lo entrevistó para el periódico londinense International Times (IT), del cual era asidua colaboradora. La nota apareció en el nº 58 de Junio de 1969.


¿Ha oído hablar de la "prensa subterránea" del pe­riódico londinense "International Times"?

Sí. En "One plus one" (Uno más uno) Frankie Dymon, que represen­ta al Poder Negro, aparece leyéndolo.

Allí usted ha trabajado con un equipo inglés. ¿Cómo le fue?

No se acostumbraban a mi modo de trabajar diez mi­nutos o cinco horas de acuerdo a la marcha del film. Preferían trabajar tres horas y después olvidarse de todo. En cambio, yo dejo de pensar en la película sólo cuando estoy filmándola. En Francia les pasa lo mismo. Trabajo y ocio. La gente no puede qui­tarse ese hábito.

Usted ha dicho que todos deberíamos hacer pelí­culas...

No. No dije eso. Dije que más gente debería hacer­las. No hay films suficientes. Vea, ni siquiera hay ci­ne de negros. Stokely Carmichael debería hacer una película. Pero no puede. Incluso si Mao le remitiera el dinero no encontraría distribuidor. Tampoco hay películas hechas por los obreros. Me gustaría ceder mi equipo, íntegro, para que algunos de ellos lo hagan. Necesitamos films de la gente, no para ella. Entre­tanto, hay un montón de realizadores profesionales que harían bien en dedicarse a otra cosa.

¿Qué piensa del experimento de Claude Givaudan, el "marchand" que en su galería de St. Germain puso films a la venta? En vez de colgar cuadros de las paredes proyecta películas sobre ellas...

Algo muy bueno. Uno tendría que poder entrar a un negocio, comprar el último Godard, llevárselo a casa y proyectarlo sin alharaca mayor que la exigida por la lectura de un libro. Dentro de dos años, tal vez, me­teremos nuestros films en cassettes y la gente los verá en sus casas, en esos pequeños receptores de TV que ahora se venden con cámara y todo. Como un rollo de videotape, esos cassettes llevarán nuestros films al consumidor sin barreras.

Entretanto, aquí en Londres no es muy difícil pro­yectar películas en el Laboratorio de las Artes. ¿Co­noce el sitio?

No. Nunca oí de él. Parece algo excelente.

Usted ha dicho que Inglaterra es colonia norteamericana. ¿Se aplica ello a las películas?

No hay películas inglesas. Son todos films norteame­ricanos rodados en Londres.

¿Qué piensa del cine norteamericano, entonces?

Es el más conservador del mundo entero. Está fun­dado en fórmulas agotadas que hoy son absolutamente irrelevantes. Su única meta es levantar a la gente un rato por encima de su contorno y persuadirla de que el mundo es un hermoso lugar. Así la gente se queda quieta y permite la continuidad del sistema que en­gendra tales films.

¿Ni siquiera le gustó "Bonnie & Clyde?

Corriente. Muy corriente.

¿Y el cine en Francia?

Muy conservador también.

¿Cuál considera que es la manera de quebrar el monopolio de las grandes compañías?

Tirarles una bomba o comprarlas.

Hay en París un grupo de jóvenes directores: Philippe Garrel, Serge Bard, Patrick Deval, etcétera. Cree que se los puede comparar con los directores de la Nouvelle Vague del "Cahiers du Cinema", con usted, Truffaut, Resnais, Chabrol, Malle, la gente de una década atrás?

Sí, pienso que se puede.

¿Qué piensa de Garrel, aparentemente el líder?

No he visto "Le concentration" (La concentración), sólo films anteriores que me gustaron mucho. Pienso que es decididamente muy bueno. Un joven Antonin Artaud.

Se lo diré. Usted se queja de esa manera de entrar-salir cuando se trabaja en el rodaje de un film. ¿Qué opina del método de Garrel de trabajar sin parar hasta que el film esté listo?

Si eso le da resultado, eso está bien.

Usted acaba de hacer un film para la televisión fran­cesa. ¿Le gustaría hacer más?

No veo diferencia entre el cine y las películas para TV. Sí, me gustaría hacer más, pero dudo que las muestren. La TV es tan gubernamental... y no sólo en Francia. Los gobiernos son siempre lo suficiente­mente inteligentes como para controlarla. En conse­cuencia, la TV sería igual tanto en Cuba como en Grecia. Pienso que los partidos opositores debieran tener expresividad equivalente.

Volviendo a su film "Weekend" (Fin de semana), ¿cree que los hippies po­drían ser una fuerza para purgar al capitalismo, así como los Guardias Rojos purgaron al comunismo so­viético?

Los hippies no harán nada mientras no se politicen.

¿Precisan a Mao?

No necesariamente. Sólo precisan educarse política­mente.

Los manifestaciones durante el estreno de "The Green Berets" (Los Boinas Verdes) de John Wayne prueban que algo está ardiendo...

Sí, eso fue excelente. Hubiera deseado que me avi­saran, hubiese asistido.

¿Cree que el levantamiento puede surgir de Inglaterra eventualmente?

Sí. Aquí hay buen clima pues existe mucha gente con dinero y mente despejada. Pero, pobres, finalmente no usan la mente y usualmente son corrompidos por el dinero. La gente podría hacer cosas, pero se queda en el molde. Fíjese en los Beatles, por ejemplo. Y en Peter Brook... éste debió hacer su "Marat-Sade" frente al Palacio de Buckingham.

¿Tiene conciencia de haber profetizado la insurrección de la Sorbona en su "La Chinoise" (La china)?

No. Profetizar es una indulgente forma del fascismo.

¿Qué hay de su próxima película?

Va a ser producida y rodada en Estados Unidos. Es todo lo que sé de ella, excepto el título. Ya lo tengo: "An american movie (Una película norteamericana).

¿Ha tomado ácido lisérgico alguna vez?

No. No me interesa. Yo me achispo mirando posters en la calle. Me achispo con la gente.