15 de diciembre de 2008

Jean Luc Godard: "Las películas son para mí como el pequeño y malvado último hijo de la familia del arte"

Jean Luc Godard (1930), pasó por las prestigiosas revistas "Gazette du Cinéma" y "Cahiers du Cinéma" como crítico de cine antes de ser director. Con el dinero ahorrado durante su labor en la construcción de la presa Grande Dixence en Suiza, rodó su primera película. El documental de veinte minutos se llamó "Opération béton" (Operación hormigón), basado justamente en su experiencia como obrero de la construcción. Cinco años después, sobre una idea de Francois Truffaut (1932-1984), realizó "A bout de souffle" (Sin aliento), que llamó la atención de los críticos. Más tarde llegarían "Le petit soldat" (El soldadito), "Le mépris" (El desprecio), "Pierrot le fou" (Pierrot el loco), "Masculin, féminin" (Masculino, femenino), "Je vous salue, Marie" (Yo te saludo, María) y una larga lista de películas que contempla una breve etapa de incursión política. En 1998 se publicó en Estados Unidos el libro "Jean Luc Godard Interviews", en el que se reunieron catorce entrevistas concedidas por el director francés a distintos medios. La que sigue a continuación es una de ellas, en la que, en 1996, Godard habla con el crítico cinematográfico
Gavin Smith sobre la filmación de "Histoire(s) du cinéma" (Historia[s] del cine), una serie de ocho episodios de una hora realizada para la televisión que comenzó en 1988 y le llevó diez años terminar. Escrita, editada y realizada en Suiza, la película es una mirada lúcida sobre la historia del cine compuesta a modo de "collage" a partir de fragmentos de films, lecturas de textos, citas sobre pantalla, fotos, cuadros, piezas musicales y sonidos. Tras su estreno por el Canal Plus de Francia en el año 2000, esta obra monumental -tal vez la más importante de Godard- se convirtió en la mayor visión del arte cinematográfico registrada hasta el presente. Con una mirada crítica, bella y melancólica, analiza al cine como arte y como industria, logrando una síntesis impecable entre su oficio de crítico y su labor como cineasta.Las películas que usted hizo desde que empezó a rodar "Historia(s) del cine" son más emotivas que las anteriores. Cada una de ellas pareciera ser un intento de reconciliación con el cine.

Sí, creo que es, si se me permite decirlo, como una frase de Picasso que alguna vez me impresionó: "Me gusta pintar hasta que la pintura me rechaza". Me atrevería a decir que el cine no me va a rechazar antes de hacer un par de películas más, antes de que pasen algunas décadas, y en ese sentido es una reconciliación. No con lo que quiero, porque no sé qué quiero, pero con lo que quiero de lo que tengo. Y tener la capacidad de no pedir más, sólo hacer lo que realmente me gusta, trabajar con lo que uno tiene. Es una actitud más apacible. Cuando estoy haciendo una película, ya no me enojo si no está bien hecha. Ya no me enojo si la película debiera ser de esta forma o contraria a alguna otra, sólo la hago a mi manera.

A pesar de esto su filmografía representó siempre una especie de opuesto al cine.

Hoy es realmente opuesta y no me preocupa más. Cuando estoy haciendo una gran película, no me propongo hacerla en contra de esta película de Hollywood o de aquella francesa. Es sin más la película que estoy haciendo. Sé que soy definitivamente la oposición, pero también que se trata de un gran campo.

Toda su carrera, inclusive su trabajo como crítico, se puede entender como un proceso de negociación, de tratar de llegar a algún acuerdo con el cine.

No hago una distinción entre la dirección y la crítica. Cuando empecé a mirar películas, eso ya era parte de hacer películas. Si voy a ver la última de Hal Hartley, eso también es parte de hacer una película. No hay diferencia. Soy realizador y tengo que seguir mirando lo que se está haciendo. Con respecto a los filmes norteamericanos, con ver uno por año es suficiente. Son más o menos iguales. Es parte de ver que éste es el mundo en el que vivimos.

¿Para usted la realización de películas es, en cierto sentido, una actividad utópica?

Es una utopía la manera en que creo que debería ser una película, pero hacer una película, no es una utopía.

En "Allemagne année 90 neuf zero" (Alemania año 90 nueve cero) e "Historia(s) del cine" usted consideraba el cine como un medio caído.

Sí, esa es mi opinión.

¿Qué momentos definieron esa caída?

La Primera y la Segunda Guerra Mundial. La Primera Guerra Mundial fue, para el cine norteamericano, una oportunidad de derrotar al cine francés que en ese momento era más poderoso y afamado. Pathé, Gaumont, Mélies; Max Linder era una gran estrella. Luego de la guerra, los franceses se debilitaron y así los norteamericanos tuvieron la posibilidad de desembarcar en el cine europeo por primera vez. Y se unieron con el cine alemán. La mitad de Hollywood estaba repleta de alemanes. Carl Laemmle fundó la Universal. La Segunda Guerra Mundial fue una posibilidad de tomar Europa en forma definitiva. Y ahora, como en la política, Europa es incapaz de hacer algo sin el consentimiento del gobierno de los Estados Unidos. De la misma manera, en el cine, Norteamérica tomó el control de todo el planeta. Entonces lo que era democrático en muchas de sus ideas desapareció en un momento que estudiaré en mi próxima película de la serie "Historia(s) del cine", un momento muy específico, con la realidad de los campos de concentración, que no fue mostrada por el cine. No tuvo respuesta.

¿Qué significa para usted en este contexto "Schindler's list" (La lista de Schindler)?

No significa nada. No se muestra nada, ni siquiera la historia de Schindler, este alemán tan interesante. No se cuenta la historia. Es una especie de cóctel batido.

¿No siente que el neorrealismo italiano y la "nouvelle vague" francesa representaron una recuperación después de la guerra?

No, fueron las últimas sublevaciones. Lo que nosotros llamamos "avant garde" -vanguardia- fue en realidad "arriére garde" -retaguardia-.

¿Usted está diciendo que el cine en los sesenta, en Francia, se encontraba bajo el dominio norteamericano?

No pensábamos eso porque en aquella época peleábamos por un tipo de cine norteamericano, uno pequeño. Preferíamos a Samuel Fuller o a Budd Boetticher antes que a William Wyler o George Stevens. Nuestro deseo -al menos el de Jacques Rivette y el mío- era poder hacer un musical en un gran decorado. ¡Aún hoy es un sueño! Decíamos que Hitchcock fue un gran pintor, un gran novelista, no solamente un realizador de historias de asesinatos. Por entonces, la situación era más democrática, pero también utópica, porque éramos demasiado jóvenes para ver lo que estaba sucediendo.

¿Pero al abarcar ciertos aspectos del cine norteamericano, no estaba usted invitando al enemigo?

De ninguna manera. Estábamos con Hitchcock, pero también con Shirley Clarke, John Cassavetes o Ed Emshwiller. Cuando hace poco leí que un crítico norteamericano decía que "Hélas pour moi" (¡Ay de mí!) parecía una película de Stan Brakhage, me puse contento. Yo era muy amigo de Gregory Markopoulos mucho tiempo antes de unirme a "Cahiers du Cinema". No puedo decir que sus siguientes películas fueron buenas, pero recuerdo a él y a algunas otras personas que se jugaban por un cine honesto. Eso era democracia. No nos habíamos dado cuenta de que al gobierno de los Estados Unidos no le gustaba la democracia más que al gobierno comunista de Rusia.

En la segunda entrada de "Historia(s) del cine" usted dice: "La técnica buscada para reproducir y extraer identidad de la vida". ¿Qué significa eso?

Deberíamos analizar el hecho de que cuando se inventó la fotografía, pudo haber sido en color desde el principio. Era posible. Pero si fue en blanco y negro por tanto tiempo no fue por casualidad. Debería existir en esa época un aspecto moral en el mundo occidental europeo. El negro es el color del luto. Entonces se tomaba la identidad de la naturaleza desde la pintura, y en cierta forma la mataban.

¿Al fotografiarla en blanco y negro?

Sólo al fotografiarla, al pretender que la foto de identidad en un pasaporte es la identidad de ese hombre; es sólo una foto, no es su identidad. Y entonces provoca un gran cambio en la pintura: más detalle, una imagen más real de la llamada realidad. Pero en realidad estábamos sacando la identidad de la naturaleza y desde ese momento existió una especie de moral en la cultura, se hacía en blanco y negro, el color del luto. Y agrego que el primer "technicolor", y aún el "technicolor" de estos días, es más parecido al color de las flores que decoran una corona fúnebre que al de las flores verdaderas.

Desde su regreso al cine en 1979, hubo un nuevo énfasis en la belleza cinematográfica. Pareciera que usted une esto a la noción de misterio cinematográfico.

Sí. La mayor parte del tiempo no hay misterio en absoluto, ni tampoco belleza, solamente maquillaje. "La lista de Schindler" es un buen ejemplo de maquillaje de la realidad. Es Max Factor. Es material color narrado en blanco y negro, porque los laboratorios no pueden solventar hacerlo en verdadero blanco y negro. Spielberg cree que el blanco y negro es más serio que el color. Por supuesto que se puede hacer una película en blanco y negro en estos días, pero es complicado y más caro que el color. Entonces él es fiel a su sistema. Es una falsa manera de pensar. Para él no es falsa, creo que es honesto consigo mismo, pero no es muy inteligente; por ende, el resultado es falso. Vi un documental sobre Schindler, no muy bueno, pero al menos uno podía conocer los verdaderos acontecimientos. Spielberg usa a este hombre, a su historia y a toda la tragedia judía como si fuera una gran orquesta, para hacer un sonido estereofónico de una historia simple.

En realidad, no nos presenta hechos históricos.

No es capaz de hacerlo. Hollywood no es capaz. La verdad, yo no soy capaz de hacer la película que sería capaz de hacer. Soy capaz de proponérmelo y hacer una parte de ella, dos tercios o a veces nueve décimos. Spielberg no puede hacer "La lista de Schindler" de la forma en que la haría un director normal, no un genio pero un director como William Wyler, que pudo apenas finalizada la guerra hacer "The best years of our lives" (Los mejores años de nuestras vidas). Aún hoy, al verla, sorprende que en Hollywood haya habido algunas personas honestas y artesanos capaces de transmitir algo.

Uno de los puntos principales en "¡Ay de mí!" es que mientras la narración es vital para el bienestar de la civilización, es inadecuada como medio para registrar y comunicar realidad y verdad.

Pasé por alto eso mismo en "¡Ay de mí!" pero de todas formas soy un poco mejor que Spielberg, la película es mejor. Comercialmente hablando no es tan buena. Pasé por alto ese punto.

El papel del investigador/narrador que reconstruye la narración entrevistando testigos, me hace acordar a "Mr. Arkadin" de Welles.

Sí, me acuerdo de "Mr. Arkadin" y lo pensé en ese momento. Al investigador lo agregué avanzada la mitad de la edición porque la película no cerraba. Es una buena película pero podría haber sido.... No era la intención de la película. En "Mr. Arkadin" sí era la intención. Por eso digo que es mejor, porque a pesar de que Orson Welles en ese momento rendía en un ochenta por ciento de su capacidad de hacer las cosas, a la larga eso era parte de la película.

Hablemos de "JLG/JLG. Autoportrait de décembre" (JLG por JLG. Autorretrato).

El título correcto es "JLG/JLG". No es "por"; no sé por qué Gaumont le puso así. Si existiera un porqué, significaría que es un estudio de Jean Luc Godard, de mí mismo por mí mismo, una especie de biografía, lo que nosotros llamamos un examen de conciencia, y no es eso de ninguna manera. Por eso digo: "JLG/JLG. Autorretrato". Un autorretrato no tiene un "yo". Tiene sólo un significado en pintura, en ningún otro lugar. Me interesaba descubrir si podía tener algún significado en el cine, no sólo en la pintura.

El film lo muestra mayormente en soledad. ¿Es una reflexión que ha hecho con respecto a su vida o con respecto al estilo del autorretrato?

Soy muy solitario, eso es todo, no lo puedo negar. Por dentro, estoy en comunicación con un montón de personas y con cosas que desconozco estar en comunicación. Pero por fuera, sí, esa es mi personalidad y un hecho en mi vida, que fue muy solitaria, con problemas para relacionarme con la gente. A veces comprendo a las personas que viven como Walden, como Thoreau.

¿Usted ve "JLG/JLG..." como contemplación de la mortalidad? Hay muchos diálogos sobre la muerte.

¿Sobre la muerte? No me parece. En cualquier otro momento no hubiera sido muy distinto. Si estoy en una habitación vacía, no puedo evitar sentirme culpable y melancólico teniendo en cuenta el hecho de que las paredes están vacías y que no existe una familia o siquiera un cuadro de una familia colgado, porque no tengo una familia, sólo uno o dos amigos. Si pusiera a otras personas en la película, se volvería autobiográfica y se transformaría en algo diferente. No sería un autorretrato. Un autorretrato es básicamente una cara en un espejo o en la cámara. De lo contrario es ridículo, porque comprometería a un actor joven a representarme de chico y... es ridículo. No se puede hacer.

El texto "La vida es un obstáculo en el camino de la muerte y esta película determinará mi juicio final", ¿no es una reflexión explícita sobre la muerte?

Sí... No, porque cuando descubrí esta foto pequeña de mí mismo -la primera imagen de la película-, me pregunté por qué me veía tan melancólico a la corta edad de seis años. Tengo la sensación de que no era porque mi mamá me había pegado; pienso que era algo más profundo. ¡Ya en ese momento no estaba feliz con el mundo!

Las últimas palabras que usted dice son: "Viviré. Tengo que sacrificarme amando para que haya amor en el mundo". ¿Son sus propias palabras o una cita?

Creo que es una cita, aunque en este momento para mí las citas propias y ajenas son una misma cosa. No sé de quiénes son, a veces las uso sin saberlo.

Una de las tomas finales es un paisaje increíblemente hermoso en primavera. Parece lleno de promesa de vida.

Sí. Creo que era bueno para hacer una metáfora del mundo. Luego las sombras que se acercan pero que no significan cosas tristes, sólo la culminación del día.

Al principio de la película usted se refiere a paisajes de infancia sin personas, lugares donde se filmó. ¿Le atribuye a cada paisaje una resonancia personal específica?

No. No lo filmé yo sino un director de fotografía que fue hasta allá y capturó esas imágenes. Yo las elegí. Su nombre es Yves Pouliquen, genovés, le gusta filmar paisajes. A la mayoría de los directores de fotografía no les gusta filmar paisajes, no les gusta someterse a la luz. Este hombre no se especializa en iluminación, pero sí en filmar documentales. Y no duda en pasarse tres horas solamente para esperar la llegada de la sombra de una nube y así le da vida al paisaje.

¿No es algo que le gustaría hacer a usted?

Sí, pero estaba muy débil. Conozco mucho esos paisajes, ya que es mi barrio, y hubiera estado dudando demasiado antes de elegir los lugares. Y como él era nuevo y le había encargado traer tantos metros de película, esa era la forma de hacerlo.

Un recurso visual en "JLG/JLG..." son los cuadernos del colegio. Primero el cuaderno en el que escribía títulos, luego los que tenían nombres de chicos con las páginas en blanco y finalmente vuelve a su propio cuaderno que ahora también está en blanco. Esas páginas en blanco parecen otra imagen del futuro, de la historia que falta escribir.

Sí.

Entonces, esta película no es una despedida o un epitafio como algunos creen. ¿Esta sugiriendo que su futuro se asemeja al de un chico en términos de capacidad o esperanza?

Tengo esa sensación, sí. Creo que cuando uno envejece, de alguna forma se siente más joven, aún siendo viejo. Vejez joven podría decir, lo cual es muy... reconfortante.

¿Identificarse con niños?

Sí, pero sin olvidarse de que uno es viejo. Tenemos muchas cosas que descubrir. Generalmente en su segunda película, los directores se preguntan: "¿Qué puedo hacer?, si ya hice todo". Yo digo ahora: "No hice nada, todo está por hacerse".

En conclusión, usted puede hacer una película sin salir de su propia casa.

Lo hice, de alguna manera.

En la escena inicial de "JLG/JLG...", mientras la cámara se acerca lentamente a su foto de cuando era chico, la sombra de la cámara y del camarógrafo son muy visibles.

Por una vez pensé en el público, uno pequeño, para que entendiera que soy "yo y yo". Como con los autorretratos de los pintores que se pintan a sí mismos sosteniendo la paleta y el pincel.

Hay muchas tomas realizadas desde atrás de cámaras de video que enfocan ventanas. ¿Por qué pone el foco de cada toma en la imagen que se encuentra en el visor de la cámara y no en la imagen como un todo?

Sólo para que el público piense en el foco, la idea de hacer foco. Al hacer un cuadro en literatura, pintura o música no se piensa en la idea del foco; en las fotos se enfoca a la persona.

De la misma manera, en "¡Ay de mí!", hay una toma maravillosa de Rachel (Laurence Masliah) totalmente fuera de foco en un plano medio; ella se acerca a cámara y entra en foco en primer plano.

Sí, prefiero eso. Hay cuadros en "Historia(s) del cine" de la toma de "La belle et la béte" (La bella y la bestia) en que Josette Day se acerca por un largo corredor. Cocteau no hizo un "travelling" sino que puso a la actriz en un carro pequeño y así la acercaba a la cámara. El efecto es el mismo pero el significado no. En la escena de "¡Ay de mí!", hay un significado: ella entra en foco. Es como alguien que está sumergido y que luego sale a la superficie, porque después de todo la pantalla es una superficie. Tengo que lograr que el público piense en eso. Al igual que en la música, no ser definitivo, no tener la pretensión de tratar de decir esto o aquello. A los norteamericanos les gusta preguntar: "¿Qué quiere decir exactamente?". Yo respondería: "Quiero decir, pero no exactamente".

En "¡Ay de mí!" usted parece estar explorando el vocabulario técnico del cine: foco, luz, movimientos de cámara, montaje, inclusive la utilización del zoom que, creo, usted nunca hizo.

No, muy pocas veces.

¿Era esa su intención desde el principio?

No, eso fue durante la filmación. La película se me estaba escapando, probablemente quería aferrarme a algunas cosas, diferentes a lo que alguna vez creí que era capaz de hacer. La gramática fue más importante que la oración misma, o la gramática se convirtió en un recuerdo de lo que la oración hubiera sido.

Pero hay algo divertido en ver una afirmación pura de la gramática del medio, tan sólo porque apela a los sentidos.

Sí, éste es el principio del cine. Lo único que podemos hacer de vez en cuando es ser lo suficientemente modestos como para honrar este poder una vez más. Si se hace en matemática no tiene ningún significado. No se puede hacer en literatura porque la oración y la gramática están tan ligadas que no se pueden separar. Pero en cine se puede. Si se hace un "travelling" solamente o un paisaje sin ninguna otra cosa... Por eso me gustan algunas películas "underground" norteamericanas, por ejemplo, una película magnífica de Michael Snow, "La region centrale" (La región central), que es apenas un largo paneo. Esa es una película, es cine puro.

Pero esos ejercicios gramaticales en "¡Ay de mí!" parecen estar integrados en la "narrativa".

Pensé que tenía un buen guión, pero era demasiado pronto para filmarlo. El primer borrador que escribí tenía entre cien y ciento veinte páginas, y tuvimos que empezar a filmar tres semanas después. Entonces le dije al productor y a la protagonista: "No se puede, necesitamos tres meses más o quizá tres años más. ¿Están preparados?". Y nadie lo estaba. Entonces la hice porque, después de todo, una película es una película, es como la vida real. Cada día tenemos que comer mientras podamos.

Nunca creí que la imagen de video podría ser tan hermosa y sensual hasta que vi "Historia(s) del cine". Parece que usted descubrió una forma de realizar todas las posibilidades que tiene el video.

Estoy usando un equipo Sony común. Lo que sucede, espero, es que lo estoy usando como una aspiradora en buenas condiciones. Me gusta que todo se vea limpio y bien. Si es una bicicleta o un auto deben verse bien. No se hacen buenas cosas en televisión pero es posible lograr imágenes magníficas.

Su anterior trabajo en video no era tan pictórico. En cambio "Historia(s)..." está como pintada en su textura.

Es verdad. Pinta la historia y es pintura pura, pero pintura cinematográfica. Es una parte del cine que ha sido abandonada por mucha gente. No hablo de avisos publicitarios. Los avisos publicitarios o los de Zbigniew Rybczynski, realizan pinturas. Pero son sólo publicidades, no existe sentido. A menudo, al observar una pintura, me pregunto: "¿Qué están diciendo esas personas?, ¿en qué están pensando?". Recuerdo que mi primer artículo fue una comparación entre una película de Preminger y la pintura impresionista. A lo mejor no se puede hacer, pero para mí es posible, es mi cine, que por eso se acerca cada vez más a la pintura. Ahora, si pongo esta pintura en una película, ¿cuál sería la imagen antes y cuál sería la imagen después? Lo que me gusta de la pintura es que está un poco fuera de foco y no molesta. En cine no se puede estar fuera de foco. Pero si se agrega un diálogo, si se muestra eso en una película, esa forma de mirar la realidad, entonces entre tu imagen cinematográfica muy en foco y las palabras existe un paisaje que no está en foco. Y este fuera de foco es cine puro.

Las texturas visuales de "Historia(s)..." están distribuidas, generalmente, como una pintura intensamente trabajada en ciertos lugares con riqueza y sensualidad.

Sí, sensualidad es una buena palabra. La sensualidad en pintura, que no existe en las novelas, es buena, porque cada forma de expresión debe tener sus propias formas que la otra no tiene. De lo contrario, habría una sola forma de expresión. Las películas, en un principio, pertenecían a cada familia. Las películas son para mí como el pequeño y malvado último hijo de la familia del arte, la oveja negra. Pero es una oveja blanca porque la pantalla es blanca. No hay suficiente sensualidad en cine. Había mucha más en el cine mudo y desapareció, naturalmente, con los textos.

Aprisionó al cine o a la imagen.

De alguna manera así lo hizo. Muchas veces traté de usar tecnología, por ejemplo Dolby, para separar la imagen del sonido y de repente, cuando la situación dramática lo necesita, ahí aparecen juntos otra vez. Hace poco vi "The Pelican brief" (El informe Pelícano). Son sólo publicidades. La cámara se mueve, pero no tiene nada que ver con el movimiento de cámara o con la inmovilidad o con las distintas tomas de von Stroheim o von Sternberg. No hay significado ninguno, sólo la pretensión de que se está haciendo cine.

¿No siente que esa es otra forma de sensualidad?

No, es prostitución.

Otra cita de "JLG/JLG..." es: "Una imagen es la creación de la mente que se logra al unir dos realidades diferentes; cuanto más lejanas las realidades, más fuerte es la imagen".

Esa es una cita vieja. No hay casi ninguna palabra mía en "JLG/JLG...", pero como las leía y las anotaba, esa citas se convirtieron en mías.

Como director de "Passion" (Pasión) opinaba lo mismo.

También está en "King Lear" (El rey Lear). Es un poema de Pierre Reverdy, uno de los primeros surrealistas dadá, de la época en que se inventó el dadaísmo en Zurich, en 1921. Expresaba muy bien mi opinión de que una imagen no es fuerte por el simple hecho de que se vea un muerto... A veces, muy de vez en cuando, un muerto provoca cierta reacción. La guerra de Vietnam no cesó porque se veían muchos cadáveres, sino porque una vez, los norteamericanos vieron el asesinato de un estudiante de esa misma nacionalidad en el estado de Kent. Uno solo, no millones, y fue suficiente. A la mañana siguiente fueron incapaces, les llevó tres o cuatro años, más el bombardeo de Hanoi.

¿Cómo llevaría esa idea a la práctica, la de formar cierta imagen de opuestos extremos?

Una imagen no existe. Esto no es una imagen, es una película. La imagen es la relación que tengo conmigo al mirarla mientras creo una relación con alguien más. Es una asociación.

¿Es ahí donde aparece su idea del verdadero montaje?

Sí. La verdadera misión del cine era encontrar la forma de elaborar y poner en práctica el montaje. Pero nunca lo alcanzamos, a pesar de que muchos directores creyeron que sí y en realidad hicieron otras cosas. En particular Eisenstein. Iba en camino pero no lo alcanzó. No era editor, sólo captaba ángulos. Y como era tan bueno en eso, alcanzaba cierta idea del montaje. Por ejemplo, los tres leones de "Oktyabr" (Octubre), es el mismo león pero tomado desde tres ángulos diferentes, y de esta forma logra que parezca que el león se mueve. En realidad, la asociación de los diferentes ángulos trajo el montaje. Otra cosa que nunca se descubrió es la idea del montaje. Se detuvo al desaparecer el cine mudo y fue usado sólo de una forma teatral.

Cuando superpone la imagen de Elizabeth Taylor en "A place in the sun" (Un lugar bajo el sol) con la imagen de los cuerpos en los hornos en "Historia(s)...", ¿podemos llamarlo montaje?

Es montaje histórico. Esto es un trabajo crítico, explicar por qué la sonrisa de Elizabeth Taylor es de esa forma.

Por el Holocausto.

Sí, por el Holocausto. George Stevens lo filmó y lo tuvo escondido en su sótano por muchos años. Al filmar "Un lugar bajo el sol" existía una mezcla de sonrisa y de desastre. A pesar de que no es un film extraordinario, es muy intenso y no se lo puede explicar. Ninguna de sus siguientes películas fueron tan buenas como ésa. En "The diary of Anne Frank" (El diario de Ana Frank), con Millie Perkins, que es mejor que "La lista de Schindler" pero que, de todas formas, no es una buena película, no logró obtener la sonrisa de Millie Perkins de la forma en que lo hizo con Elizabeth Taylor.

En "Historia(s)..." usted yuxtapone imágenes de gran belleza con imágenes de horror y atrocidad. Parece estar diciendo que el cine se realiza entre estos dos aspectos.

Sí, existe una idea de trascendencia. Mezclé la parte del noticiero donde se encuentra el prisionero vendado en los ojos y atado a un poste (lo van a asesinar en tres minutos) con "An american in Paris" (Un americano en París) con Gene Kelly y Leslie Caron bailando sobre el Sena. Fue algo inconsciente, pero después me dije, sí, tengo derecho de hacerlo porque "Un americano en París" probablemente fue filmada en la misma época.

En la primera parte de "Historia(s)..." utiliza el video para lograr variaciones notables en cuanto a efectos de edición cinematográfica. Entrecorta rápidamente dos tomas, corta al ritmo de un procesador de palabras que tipea una oración. ¿Qué trataba de evocar?

Era sólo el intento de unir las imágenes sin cortar. Rápidas superposiciones para que sea una imagen solamente, pero entendemos que hay dos.

Me hace acordar al efecto de persistencia de visión en film de veinticuatro cuadros por segundo. Pensé que estaba tratando de...

...desarrollar eso, sí.

¿Y las imágenes que se desvanecen de manera ultralenta?

Eso es parte de los viejos trucos que existen desde los comienzos del negocio cinematográfico que, como parte de la "nouvelle vague" estábamos deseosos de destruir. Y ahora con el video aparece nuevamente, pero bien.

Pero también hay efectos de transición en "Historia(s)..." que no tienen un precedente cinematográfico; por ejemplo, cuando una imagen emerge en forma gradual y finalmente borra la imagen anterior. En cine existen fundidos y efectos de dos imágenes en pantalla, pero nada así de elaborado. Esa gramática es única en video.

Sí, pero es cine. El video, para mí, es un departamento dentro del mundo del cine. La sensación que se tiene al mirar "Historia(s)..." no es la del video común, sino la de una película.

Los misterios que usted trataba de resolver en los '60 y en los '70 se basaban en el materialismo secular, por ejemplo, el deseo, la ideología, el lenguaje y el poder. Desde los '80, mientras sus filmes continuaban con este cuestionamiento crítico, parecían preocuparle más los misterios eternos de la filosofía y la metafísica.

Estoy de acuerdo. Y si se puede traer la metafísica a las cosas simples, entonces es bueno. Es uno de los objetivos del artista. Una simple manzana de Cézanne es más que una simple manzana. O solamente una simple manzana.

¿Eso es lo subyacente al uso de la naturaleza en "Nouvelle vague" (Nueva ola) y en "¡Ay de mí!"?

Sí.

La utilización de una intensa luz natural en estas dos películas es poco común. Si la cámara está en un interior, la exposición de luz está ajustada para exterior o, si es un exterior, para el horizonte. ¿Por qué tanto énfasis en el contraste extremo?

Porque veo el contraste. Es una manera de tener dos imágenes lejanas entre sí, una oscura y una clara. Me gusta enfrentar la luz, y al hacerlo aparece el contraste y se pueden ver los contornos... que fue siempre el problema de la pintura europea, pero más conscientemente desde los románticos y Delacroix. No me gusta tener la luz atrás porque eso pertenece al proyector. La cámara debe tener la luz de frente, como sucede en la vida. Recibimos y luego proyectamos.

¿Entonces usted nunca pone luz artificial detrás de la cámara?

Nunca.

¿Pero sí usa luz artificial?

Sólo porque no hay buenos directores de fotografía como hace cincuenta años atrás. Entonces prefiero usar luz artificial. Pero no para cambiar las cosas; a lo mejor, una luz más fuerte para hacer foco si lo necesito. En mi opinión, ya no existen los directores de fotografía. Los mató la forma en que hacen televisión, con luz en todo el decorado, sin sombras ni nada. Trabajo con camarógrafos que no usan luz extra y que intentan trabajar, mayormente, en buenos lugares abiertos.

En "Détective" (Detective) hay una frase: "Nunca existe luz, sólo iluminación intensa".

"Detective" estuvo bien iluminada por Bruno Nuytten. Iluminó bien a los actores no conocidos, ya que no les importaba si no se los veía. Pero en cuanto llegaron las llamadas "estrellas" como Nathalie Baye o Johnny Hallyday, puso luz artificial y no fue bueno. Les puso luz porque se los tenía que ver en televisión. ¿Cuál es la importancia de verlos? Sólo necesitamos escuchar lo que dicen.

Y usted no estuvo de acuerdo con eso.

En absoluto. Nos peleamos. Pero no lo pude evitar porque estaba en el contrato. Era un compromiso. Una película siempre es un compromiso.