28 de febrero de 2009

Las clases de estilo de Nietzsche para Lou Andreas Salomé

El filósofo francés Paul Ricoeur (1913-2005), maestro de la hermenéutica (del griego "hermeneuein" = descifrar, interpretar) fue uno de los fundadores de la Universidad de Nanterre, aquella que fuera el epicentro del levantamiento estudiantil en mayo del '68. Su obra más sustanciosa fue "Le conflit des interprétations" (El conflicto de las interpretaciones), donde calificaba a Karl Marx (1818-1883), Sigmund Freud (1856-1939) y Friedrich Nietzsche (1844-1900) como "maestros de la sospecha" por haber cuestionado los ideales ilustrados de la racionalidad humana al dudar sobre su conciencia social, su conciencia personal y su conciencia moral respectivamente.
El último de ellos, Nietzsche, fue uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo XIX al realizar una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la filosofía occidentales. Su influencia se extendió hasta los filósofos existencialistas, postestructuralistas y postmodernos, con obras tan controvertidas como "Menschliches, allzumenschliches" (Humano, demasiado humano), "Also sprach Zarathustra" (Así habló Zaratustra), "Jenseits von gut und böse" (Más allá del bien y del mal) o "Zur genealogie der moral" (Genealogía de la moral).
Hacia 1882, 1883, el filósofo mantuvo una traumática relación sentimental con la escritora rusa Lou Andreas Salomé (1861-1937) para quien escribió una breve esquela titulada "Zur lehre vom stil" (Para el estudio del estilo), que decía así:

1. La vida es lo que más importa: el estilo debe vivir.
2. El estilo debe ser razonablemente apropiado a tu persona, en términos de la persona a la que quieras comunicar tu pensamiento. (Ley de la doble relación)

3. Antes de que uno pueda escribir, debe saber qué decir y para qué hacerlo. Escribir debe ser una imitación.
4. El escritor está lejos de poseer todos los recursos del orador. Debe, en general, inspirarse en una forma de discurso muy expresiva. La imagen de su escritura parecerá de todos modos mucho más pálida que su modelo.
5. La riqueza de la vida se traduce por la riqueza de los gestos. Deberás aprender a considerar todo como un gesto: la longitud y la brevedad de las frases, la puntuación, la elección de las palabras. Hay que romper el orden de los argumentos como una señal para saber sentir.
6. Cuidado con el período. Sólo tienen derecho a él aquellos que tienen la respiración muy larga al hablar. Para la mayoría, el período es tan sólo una afectación.
7. El estilo debe mostrar que uno cree en sus pensamientos, no sólo que los piensa, sino que los siente.
8. Cuanto más abstracta sea la verdad que quieras enseñar, más importante es hacer converger hacia ella todos los sentidos del lector.
9. El tacto del buen prosista en la elección de sus medios consiste en acercarse a la poesía hasta rozarla, pero sin franquear nunca el límite que la separa.
10. No es bueno ni sabio privar al lector de sus objeciones más fáciles; es muy sensato y muy inteligente, por el contrario, dejarle a él pronunciar la última palabra de nuestra sabiduría.
El decálogo fue escrito en Tautenburg, una pequeña ciudad del estado de Turingia, en agosto de 1882 y finalizaba con la firma de Nietzsche y las palabras "F.N. Einen guten morgen, meine liebe Lou" (F.N. Buenos días, mi querida Lou).