19 de junio de 2011

Ricardo Petrelli: "El Barcelona es una utopía mecánica"

A raíz del lanzamiento de la segunda edición del libro "Sistemas de puntuación en el fútbol argentino" en el marco de la 37º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, su autor, Ricardo Petrelli (1950), fue entrevistado por una periodista de la revista "Soy Culé" que edita
la Peña Oficial del Futbol Club Barcelona en la Argentina. En su libro, el autor -psiquiatra, corrector literario y árbitro internacional de ajedrez- propone crear un nuevo sistema de puntuación para el fútbol a partir de valorizar el empate de manera distinta para el local y para el visitante, y de premiar al equipo visitante que gane y castigar al local que pierda. "Un ajedrecista del fútbol" se titula la nota que la revista mencionada publica en su nº 10 aparecida en el mes de mayo pasado. Petrelli llegó a plantear este polémico sistema de puntuación para el fútbol por desviación. "En realidad yo estaba buscando una solución para las tablas por mutuo acuerdo del ajedrez que están siendo cuestionadas. Cuando me puse a investigar me dí cuenta que estaba indagando en el sistema de puntuación de cualquier deporte y terminé volcando mis conclusiones al fútbol. Así nació el libro", detalla este teórico y fanático futbolero que, con su propuesta de puntaje, estima que se complicarán las tablas y los promedios del fútbol. En los ciento veinte años que lleva el futbol local, tres sistemas distintos han medido los resultados de los partidos. Petrelli defenestra el sistema actual y propone uno nuevo 
   
 
¿Cuántos y qué características tuvieron los sistemas de puntuación que rigieron en el fútbol argentino?

Hubo tres sistemas de puntuación. El clásico o inmortal, que le otorgaba 2 puntos al que ganaba, 1 al que empataba y 0 al que perdía y permaneció ciento tres años. El sistema por penales o fugaz, que duró sólo un año en la temporada 1988/89, y que daba 3 puntos por triunfo, 0 por derrota, y en caso de empate se pateaban penales y el que ganaba esa serie se llevaba 2 puntos y el que perdía 1. Y por último está el sistema actual, que ya lleva quince 
años, el 3-1-0.

¿Cuál de los tres le gusta más?

El sistema clásico, el 2-1-0, es técnicamente perfecto. Porque si el triunfo es un lingote de oro, al que gana se le da todo, al que pierde no se le da nada, y al que empata se le da un pedacito. Aparte matemáticamente es correcto, porque se reparte todos los puntos en juego y el empate está a igual distancia del triunfo que de la derrota. Este sistema de puntuación es la madre de todos los sistemas y es irritantemente perfecto.

Entonces, ¿por qué cree que se cambió por el sistema de penales?

Para ver si era emocionante lo de los penales, fue una variante. Pero fracasó no por el sistema en sí, sino por múltiples dificultades como la extensión excesiva de los partidos, que hacía que se siga pateando penales de noche; muchos estadios no tenían iluminación eléctrica, y la gente iba perdiendo interés.

Sabemos que tampoco está de acuerdo con el sistema vigente, el 3-1-0, ¿es así?

Sí, es un sistema que aborrezco porque rompe con todas las leyes filosóficas y matemáticas. Por ejemplo, cuando se juega un partido hay tres puntos en disputa. Si hay triunfo o derrota no hay ningún inconveniente, pero si hay empate se reparte un punto para cada equipo, y ¿dónde queda el otro punto que no se entrega? Esto altera totalmente las estadísticas. Además, el empate no está a igual distancia del triunfo que de la derrota. Este sistema se inventa para incentivar al triunfo pero penalizando al empate. Entonces, empatar es casi como perder.

Pero sino se revalorizara la victoria, muchos equipos se tirarían al empate si éste les diese un puntaje considerable…

Bueno, pero hay que incentivar el triunfo, sin penalizar el empate.

¿Cuál es el sistema novedoso que propone para lograrlo?

Un nuevo sistema de puntuación que consiga incentivar el triunfo, desincentivar la derrota, e incentivar y desincentivar el empate. Y además va a cumplir con todos los postulados de la tabla clásica, es decir, que el empate esté a igual distancia del triunfo que de la derrota, y que los puntos en disputa por partido sean siempre los mismos y se repartan totalmente. ¿Cómo lo logro? Inventando tablas asimétricas, es decir, una para el local y otra distinta para el visitante. Al que juega de visitante se le da 4 puntos por victoria, 2 por empate y 0 por derrota. Y el que lo hace en condición de local, obtiene 3 puntos por victoria, 1 por empate y -1, es decir, se le descuenta un punto, por derrota.

¿Cree que es practicable este sistema en el fútbol local?

Ahí ya nos estamos metiendo en el terreno donde dominan también los factores psicológicos. Vamos a suponer que esta tabla se aplica y, por ejemplo, Boca está jugando de local contra River en la Bombonera y River gana 1 a 0 sobre la hora. No solamente se lleva 4 puntos por victoria de visitante, sino que hace que a Boca se le quite un punto. Imaginate, se viene la tribuna abajo y la situación del director técnico… pobre tipo, cada partido perdido sería como una silla eléctrica.

Lo interesante es que quizás un campeonato se defina en las últimas instancias, porque en la actualidad en la 15º fecha se puede más o menos saber quien va a salir campeón…

Claro, son interesantes todas las expectativas futuras porque, con la incorporación de tablas asimétricas, los resultados dejan de ser tres para ser seis. Hay una gama mucho más amplia de posibles resultados y un montón de especulaciones y proyecciones para hacer.

Por último, ¿qué opina del Barcelona?

Veo fútbol de toda la vida y he visto grandes equipos como el Santos de Pelé, el seleccionado holandés de Cruyff, el Nápoles de Maradona, pero nada comparable al Barça. El Barcelona es una utopía mecánica.